LA IMPORTANCIA DE LOS
DIENTES EN SITUACIONES EXTREMAS (I). A PROPÓSITO DE DOS CASOS.
En Mayo del año 2000 desapareció un niño de 3 años aproximadamente, en el término
municipal de Coslada, en las proximidades de un Centro Comercial en las
proximidades del Puente de San Fernando.
En Noviembre de ese mismo año se encontraron unos restos
esqueletizados que podrían corresponder al niño desaparecido en Mayo. Al
inspeccionarlos se buscaron muestras de ADN para comparar con la madre (el
padre estaba fallecido). Los huesos estudiados estaban totalmente contaminados
por la zona donde había sido encontrado el cadáver (basureros, contaminados y
frecuentado por numerosos animales
carroñeros). Aparecían algunos dientes
temporales destruidos por caries rampantes antiguas.
Se realizaron radiografías seriadas de toda la boca y al
observar los gérmenes de los primeros molares inferiores, aún sin erupcionar,
que estaban en el interior del hueso mandibular, perfectamente protegidos, se
pensó en la utilidad de esos elementos como elementos para la obtención de
muestras de ADN.
El procedimiento de
extracción se puede resumir en los siguientes pasos: Mediante una fresa redonda
de carburo de tungsteno se eliminal las capas externas del hueso mandibular en
la zona de aparición de los primeros molares. Una vez que se ha realizado una
ventana adecuada se extraen los gérmenes encapsulados, evitando la
contaminación externa. Una vez aislados estos dientes en crecimiento, se raspa
el interior del tejido dental y se utiliza como muestra para el estudio
genético.
En el caso descrito se analizó ADN mitocondrial que fue
comparado con las muestras maternas.
El resultado positivo permitió identificar sin ninguna duda
al niño desaparecido en al mes de Mayo anterior.
Los dientes son un elemento fundamental para hacer
identificaciones en casos extremos.
Recientemento hemos conocido el asesinato de los niños Ruth
y José en Córdoba. Una vez más los dientes han sido la pieza fundamental para
desmoronar la coartada presentada por la defensa del supuesto asesino, José
Bretón, padre de los niños. En esta
ocasión los huesos maxilares se destruyeron totalmente tras el largo tiempo que
permaneció ardiendo la hoguera donde los hizo desaparecer y esto permitió que los
dientes estudiados quedaran al descubierto frente a la acción del fuego.
No obstante, a pesar de la dificultad para individualizar
los restos, quedó demostrado que eran perteneciente a dos niños de 6 y 2 años,
coincidiendo con la edad de los niños desaparecidos. A pesar de no poder
individualizar los restos, la pertenencia humana y la coincidencia en la edad,
demuestran perfectamente la identidad de los dos niños.